Mi crecimiento escolar en los diferentes niveles
Sin duda alguna, la educación es la mejor
herencia que los padres pueden dejarles a los hijos, y es por eso que toda
persona, al coincidir en esto; decide enviar a sus hijos a la escuela desde prescolar,
continuando con la primaria, la secundaria etc.
Regresando mi mente al pasado, todavía puedo ver los rostros de todos los
alumnos que compartirían conmigo, el salón de clase, mirándome al entrar, todos estábamos nerviosos, asustados, ya que
no sabíamos lo que pasaría por que era nuestro primer día de clases y también nuestro
primer ciclo en una escuela. Estarás bien, te divertirás, eran las palabras de
mi madre; la cual me daba aliento y me tranquilizaba, para no llorar como muchos de los demás. Era
nuestro primer día en el jardín de niños.
Al ingresar al prescolar, algunos de mis
hermanos solían contarme como era la escuela, o platicar de ella al estando yo presente,
sin embargo al estar ahí sentado por primera vez, dentro del aula, tenia muchos
sentimientos encontrados. Sentía miedo, alegría y tristeza a la vez. Esto sucedía, por que estaba
atemorizado de pensar que seria la maestra Aidé la cual me daría clases, ya que
tenía mal concepto de ella
Pasaron los días y efectivamente, la maestra Aidé,
estaba al frente de nuestro grupo, respetuosa, estricta y disciplinada. Pero si
bien es cierto, fue con la que más cosas aprendí. Por otra parte, aquellos alumnos que en un principio me eran
desconocidos, pasaron a ser los mismos, con los cuales compartía mis alegrías,
en los diferentes juegos que realizábamos con la maestra.
Esta situación, no se presentó al cien por
ciento en mi primer día en la primaria,
ya que conmigo también habría alumnos con
los que estuve en prescolar, o sea, ya éramos conocidos, por esa
razón buscábamos sentarnos cerca el uno del otro y de esta forma no nos sentíamos solos
como en el Kinder.
Llegó el maestro Pacheco, se presentó ante el
grupo y nos informó que sería nuestro maestro durante ese año. Claro, lo
recuerdo bien; como olvidarlo. Él era muy conocido por portar en su mano
derecha, un anillo muy grande, con el cual castigaba a los alumnos, que eran
indisciplinados en horas de clase o no
cumplían con sus tareas.
Todos tratábamos de estar quietos dentro del
aula, pero no faltaba alguien de mis compañeros que trataba de romper el orden,
y era entonces que observábamos, los famosos chipotazos Pacheco, con el anillo
antes mencionado. Pasaron los años y terminé la primaria. Esta me dejó
recuerdos muy bonitos, nombres de maestros, alumnos, y padres de familia que
era conocidos de mis papás, etc.
Llegó el día de comenzar un nuevo ciclo
escolar, me refiero a la secundaria, donde ya era un adolescente, y el temor o
nerviosismo estaban casi vencidos. Rostros conocidos, compañeros con los cuales
ya había compartido la escuela en los niveles anteriores. El ingresar a la
secundaria fue lo mejor, por que me sentía confiado y con entusiasmo.
Mi nombre es Michel, y estaré con ustedes impartiendo las clases; este
año -dijo el profesor-, todos estábamos serios, atentos, porque todavía no lo
conocíamos al cien por ciento. Con el
paso del tiempo nos dimos cuenta que era una gran persona.
Tomando en cuenta todo lo anterior, podemos
concluir y coincidiremos en esto, que no importa como puede ser nuestro pasó en
los diferentes niveles escolares, lo importante es aprender cada día lo que se
nos enseña
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