martes, 12 de junio de 2012

La Educación, su Influencia en mi vida y mi experiencia actual


Por medio de este ensayo trataré de representar mi experiencia de vida, en cuanto a la educación a la que he tenido acceso,  la manera en que ha influido en mi desarrollo personal y laboral hasta la fecha; así como algunas experiencias, anécdotas agradables y desagradables,  que han favorecido o exigido un esfuerzo extra, en mi proceso educativo.

A la edad de 5 años ingresé al  Preescolar Rosaura Zapata. Según referencias familiares, sé que no tuve dificultades para aprender a leer, debido a que mi mamá era una lectora asidua; encontré en la lectura una actividad muy agradable y cotidiana. Pero recuerdo que mi primer día en la escuela no  fue tan agradable, como nunca había estado sola me sujeté  a la reja del patio mientras veía alejarse a mi mamá. Afortunadamente esta experiencia quedó atrás pronto, ya que me encantaban las clases de música que recibíamos y la manera que mi maestra me enseñaba, era muy divertida.

 En la Primaria Miguel F. Martínez en la Zona Centro, fue donde definí mi gusto por el estudio y la lectura. Los primeros tres años fueron regulares, de mucho aprendizaje. Recuerdo haber contado con muy buenas maestras y compañeros. Aunque no fuí muy juguetona, ni era de correr por todo el patio de la escuela tampoco me aburría en el recreo. Además, el hecho de estudiar un poco lejos de casa me influyó en el sentido de independizarme. En 4to., grado  debido a que mi mamá trabajaba casi todo el día,  necesitaba irme a casa sola en taxi, lo cual para mí era de lo más emocionante. Claro está que eran tiempos más tranquilos que hoy.

Los últimos dos años de primaria fueron de mucha exigencia, tuve la fortuna de ser la alumna con la mejor calificación de toda la escuela, y esto me llevó a participar en varios concursos de conocimiento y a obtener el 2do., lugar a Nivel Estatal en La Olimpiada del Conocimiento Infantil de 1994. El premio fue un viaje de cuatro días por los Municipios del Estado, para conocer sus principales puntos culturales y turísticos, lo cual me tenía encantada, ¨me hacía sentir muy orgullosa¨, aunque requería mucho estudio. Dejar a un lado la televisión y los juegos, valió la pena. Nunca tuve el problema de que mis compañeros se burlaran de mí como suele pasar  por andar cargando siempre los libros, o hasta quedarme en el recreo a hacer algún examen extra. Tuve buenos compañeros, la pasaba muy bien. Mis maestros siempre me apoyaron, me echaban muchas porras. Esto definitivamente me ayudó a incentivar el esfuerzo diario y a sentirme bien al dar resultados.

Mi certificado de Primaria tenía un diez de calificación, así que mi mamá no batalló para inscribirme en la Secundaria Federal Lázaro Cárdenas. Considero que es una buenísima escuela y con excelentes maestros. Comencé muy bien, con muy buenas calificaciones, también  un par de diplomas. Desafortunadamente al poco tiempo que entré a la secundaria mi mamá fue diagnosticada con  cáncer; ella fue enfermándose poco a poco hasta que falleció en diciembre de 1994, cosa que realmente  afectó mi concentración y motivación.  Empecé a bajar mis calificaciones.

 Sumado a esto no puedo negar que el entrar a la adolescencia, me hizo un poco vaga,  distraída de las clases y muy  amiguera, pero nunca dejé caer mis calificaciones. Lo que más recuerdo de la secundaria son los torneos de basketball, mi participación en un concurso de declamación y haber llegado a la final; mi participación en el coro de la escuela, tocar la guitarra en la estudiantina de la clase de artística; también me enamoré del dibujo; en fin, ahí participé en todo cuanto pude y quise. Todo eso me enriqueció enormemente, me hizo pasar momentos muy agradables con maestros y compañeros. Creo que fue la mejor época de mi vida escolar.



Mi historia en el Colegio de Bachilleres Rubén Vizcaíno fue muy corta, para esa época los problemas económicos en casa eran muchos y tuve que empezar a trabajar. Como en la mayoría de los casos dejé la escuela por el trabajo, pero el poco tiempo que estuve participé en Teatro y el basketball. En la materia de Química me las vi muy difícil, pero me encantaba, Lectura y Redacción. Me hubiera gustado aprender mucho más.

Poco antes de abandonar la prepa, asistí dos años a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Tijuana, con el Maestro Sergio Ramírez y yo tocaba el violín. Aprendí muchísimo de música, solfeo, y a leer partituras. El pentagrama es como las matemáticas y por eso me gustó tanto, en él no hay margen de error, sabiendo las fórmulas, el resultado es arte.

 En mi caso sólo siento que pude haber hecho un esfuerzo mucho más grande para no haber abandonado la Preparatoria, pero pienso que no es tarde. Mis planes a futuro son seguir estudiando  todavía; ya que en mi trabajo me valoran pero no pueden ayudarme más, si yo no me ayudo a mí, en este sentido.

 Cada que tengo la oportunidad recomiendo a quienes son más jóvenes que yo, a no abandonar la escuela. Hacer frente a las dificultades. Considero la educación  una inversión poderosa, nos prepara para la Vida que, sin duda, es la carrera más difícil que existe. Lo digo por experiencia propia.

    Definitivamente la educación es la segunda influencia más poderosa en un ser humano.

Elvia Monzón Gutiérrez                        Tijuana Baja California a miércoles 25 de abril del 2012

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