Mi historia académica inició a los siete años en la escuela primaria Francisco Villa; era una escuela grande con amplias áreas de juego, tenía salones de sobra, lo que más me llamó la atención era su enorme campo de futbol. Me la pasaba jugando todo el recreo ahí.
La forma de enseñar de los maestros fue muy estricta, diario era trabajo en clase y tarea sin falta. Recuerdo que cada viernes nos aplicaban examen de todo lo visto en la semana, al principio lo tomaba cómo algo injusto, pero con el paso del tiempo me fue agradando. El saber cada día algo nuevo. Todos los años tuve exelentes calificaciones, estas fueron entre diez y nueve, estuve muchas veces en el cuadro de honor. Concursé dos veces aunque no gané pero me divertí. La graduación fue como todas las demás, sólo que en la escuela hubo piza y soda gratis, eso jamás lo olvidaré.
Al cumplir los trece años de edad inicié la secundaria, en el plantel llamado secundaria Ignacio Zaragoza, en el turno vespertino al igual que en la primaria tenía grandes espacios y un jardín enorme. Contaba con dos tiendas para comprar comida etc. Noté gran diferencía en la forma de cómo los maestros instruían a los alumnos, muchos eran descuidados no llegaban al salón ni exigían tareas, aveces ni la revisaban lo cual fue algo decepcionante, porque estaba acostumbrado a otra forma de aprendizaje, y el maestro de español nos dejaba un resumen, y en quince minutos se quedaba dormido. Noté que todos hacían ruido se salían del salón y me agradó eso, tomé la decisión de hacer lo mismo empecé a faltar.
A realizar bromas a los maestros, no hacer tareas en fin lo contrario a lo que solía ser, mi promedio escolar bajo drásticamente. Empecé a reprobar materias me ponían reportes, citatorios. Me supendían las únicas materias que me agradaban ya era solamente física e inglés, al transcurrir los tres años Salí de la secundaria debiendo tres materias.
Dejé los estudios a un lado y empecé a trabajar, ganando poco dinero y desvelándome mucho, porque el trabajo era de noche. Después de cuatro años decidí de nuevo continuar con los estudios, aver si aún podía porque me di cuenta que sin estudios no hay muchas oportunidades dé salir adelante y tener un trabajo digno sin tanto esfuerzo y con una muy buena paga. Así que ingresé al Centro Educativo Profesional. Dónde en poco más de tres meses terminé la secundaria, después de inscribirme varias veces y salirme la finalicé, y ahora estoy en éste momento preparándome para el examen ceneval, presentarlo, pasarlo y de ahí ingresar a la universidad. Para continuar con los estudios tener una carrera, y al final disfrutar de todo el esfuerzo realizado.
Hoy después de toda mí larga vida académica, he comprendido la importancía de tener una escritura correcta y legible, ya que en un futuro servirá para cualquier trabajo, donde se ocupe buena ortografía. Estudiar diario y constantemente es demasiado importante, por qué el estudio nos forma adecuadamente para ser, una persona que pueda integrarse en una sociedad. La persona debe saber lo que son los valores, y más que nada practicarlos, Ya que con eso la misma vida le irá abriendo las puertas hacía el camino del éxito.
En lo personal, nunca consideres el estudio como una obligación, si no como una oportunidad para entrar en el magnífico mundo del saber.
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